10 de junio de 2015

MEMORIAS DE PELICULA



ENTREVISTA: EL CINE EN CALI

MEMORIAS DE PELÍCULA
LA EVOLUCIÓN DEL CINE EN CALI

A través del tiempo, el cine ha experimentado cambios, tanto en la producción como en la distribución, realización y hasta en la manera en que la gente percibe el arte cinematográfico. El objetivo de esta entrevista es entender y dar a entender el punto de vista de un cineasta sobre la historia del cine en Cali, los cambios que lo han caracterizado y su futuro .

Por: Juan Manuel Dorado
2ndB

                            
Teatro Colón, 1943                                      Cinépolis VIP, 2013
          Fuente: www.flickr.com/photos/46616417@N04/page3/                                                    Fuente: El Pais.com.co




En la fotografía situada en la parte izquierda de la hoja, podemos distinguir al inmenso Teatro Colón en su apogeo.
En la fotografía situada en la parte derecha de la hoja, podemos distinguir el Cinépolis del Limonar, un multiplex compuesto por salas de cine sofisticadas y exclusivas.







Junto con los cambios de la sociedad, también han venido tiempos de cambio para  el cine en Colombia, y Cali no ha sido la excepción. Hoy en día, hay una manera de ver y apreciar el cine, diferente en diversos aspectos, a esa cultura del cine que caracterizó a nuestra ciudad en el siglo pasado.
 Para investigar este tema apropiadamente he interrogado al comunicador social Antonio Dorado, quien ha estudiado y vivido este fenómeno.
P: ¿De dónde surge tu pasión por el cine?
R: Mi pasión por el cine siempre ha estado vigente desde la infancia, pero mi cercanía más latente a pensar tal arte como un oficio es cuando entro al  cineclub ¨CineOjo¨ de Cali. Entro en la militancia, en la promoción de las películas, en la pasión de ver todo el cine disponible a mis ojos.
            Pienso que la nuestra fue una generación privilegiada; en Univalle tuvimos clases con destacados e ilustres pensadores como Jesús Martín, Estanislao Zuleta, Enrique Buenaventura y otros profesores importantes en ese periodo.  El momento o la época que presenciamos también fue ampliamente influyente. Se hablaba en la universidad, con ese sentido de la utopía, de pensar en crear un ¨nuevo¨ país. En nuestra comunidad de realizadores o aprendices estaba ese apetito vigente por esa especie de utopía lejana de realizar una película, de hacer algo importante.
P: ¿Cual el fue el primer largometraje en el que trabajaste?
R: La primera vez que yo me aproximé a la realización de una película grande fue cuando  estaba terminando mis estudios. Quise vincularme al largometraje de Carlos Mayolo ¨Carne de tu carne¨, cuando traté de conseguir algún trabajo allí, por supuesto que me lo negaron, medio Cali quería participar en esta película y no había espacio para tanta gente. Sin embargo una de mis cualidades ha sido la perseverancia y en este caso insistí. Volvieron a decirme que no. Yo, en ese momento estaba dispuesto a pagar para que me dejaran entrar. Al no tener esa posibilidad, vi que había una persona afuera organizando las luces, era el señor Ceballos, el gaffer, el jefe del equipo de fotografía y comencé a ayudarlo. Este hecho forjó una empatía mutua. Gracias a su percepción sobre mi interés terminé finalmente trabajando en la película. 
P: Al ser éste el primer largometraje importante en el que participaste  ¿También podemos decir que esta fue la experiencia que más te marcó como realizador cinematográfico?
R: Esa experiencia me marcó; trabajando en ese largometraje pensaba que en algún momento yo también tenía que hacer mi película. Estar en un rodaje me permitió, no solo pensar en grande, sino tener la posibilidad de aprender de Mayolo, como también de despertar mi pasión por la fotografía. 
P: ¿Después de participar en este largometraje, cómo fue tu recorrido en el ámbito cinematográfico local? 
R: Posteriormente tuve la ilusión de presentar un proyecto, de hecho escribí un largometraje para FOCINE, pero esta entidad quebró. Por fortuna surgieron, paralelamente, los canales regionales; en ese momento yo ya había trabajado en publicidad, esto me permitió obtener una serie de experiencias, donde asumí diferentes roles: director de fotografía, camarógrafo, guionista, montajista y director.  Cuando aparece Telepacífico yo era, por fortuna, una de las personas que estaba mejor calificada para aprovechar el canal al máximo. Posteriormente empiezo a trabajar con Rostros y rastros, allí fui el montajista, después de esa experiencia comencé a hacer mis primeros trabajos de documental, muchos de ellos comienzan a tener distinciones a nivel nacional e internacional, esto hizo que yo me fuera forjando un nombre. En los años 90 me vinculo a la Universidad del Valle como profesor y participo en la convocatoria de Colcultura; en ese momento, aplico con el proyecto de largometraje El rey.
P: ¿Tales proyectos han sido rentables? O ¿Cual es el verdadero gusto de realizarlos?
R: Realmente yo no vivo de hacer cine, yo vivo de mi oficio como docente en la Universidad del Valle y de manera ocasional emprendo proyectos audiovisuales. Siempre lo hago para activar el pulso. Cuando a uno lo posee el fervor por la creación en algún campo, inevitablemente ésta lo exprime a uno, el arte lo toca a uno, el arte te invade tu tiempo, tus días, tus noches, eso es lo bonito, esa pasión, esa relación que uno establece con las ilusiones o los imaginarios de los proyectos que se tienen en mente, eso es algo interesante, también de alguna manera estresante, ya que cada vez nos movemos en un ámbito más competitivo, más exigente.
P: Brevemente ¿Qué piensas de la relación que ha sostenido Cali con el cine?
R: De Cali siempre se ha dicho que es una ciudad hecha para el cine; hay varios trabajos al respecto de Carlos Mayolo, Ramiro Arbeláez, Oscar Campo y Luis Ospina. Mayolo, en “Caleidoscopio”, comentaba en una entrevista que “esta es una tierra para observar, una tierra para el ocio, para divertirse, para hacer poesía, para escribir, para hacer arte”.
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Imágenes de las primeras películas hechas realizadas en el Valle del Cauca 
A la izquierda, una escena de ¨Garras de oro¨. A la derecha, el afiche promocional de ¨La María¨


                 http://www.rutavip.com/tag/cine/                                                              www.revistacredencial.com

 Cali ha sido una ciudad privilegiada en la historia del cine colombiano. Por ejemplo, en esta región se filmó la primera película de ficción en Colombia, en 1922; ésta se llamó “La María” y en su momento tuvo un gran impacto, no solo en Colombia sino en América Latina.









P: ¿Fue la única película importante que se filmó en esa época? O ¿Se puede decir que al lado de ésta hubo otra serie de películas notables realizadas en Cali a principios del siglo XX?
R: Creo que ésta fue de las más importantes, mas no la única. A finales de los años 20 se filmó “Garras de Oro”, cuyos fragmentos se encontraron hace relativamente poco. Esta fue la primera película colombiana que difundió críticamente cómo Estados Unidos nos robó el canal panameño, aprovechando que nuestro país estaba sumergido en una terrible guerra civil. La película fue censurada por los Estados Unidos, así que no fue sino hasta 2004 que nos vinimos a enterar de ella.
Posteriormente,  a principios de los años 40,  Máximo Calvo y Alfredo del Diestro realizaron la primera película sonora que se filmó en Colombia, se llamó “Las Flores del Valle”, que obviamente fue muy difundida en ese tiempo.




P:  ¿Se puede decir que el papel de Cali en este ámbito fue más importante que el de otras ciudades?
R: En los años 30, los hermanos Acevedo, que eran propietarios de unas cámaras importadas de Alemania, se encargaron de hacer noticiarios y registros en diferentes partes del país, y coincide que una de las ciudades que más filman es Cali.
P: ¿Hay una razón en especial para que sea Cali una de las ciudades más filmadas en ese momento?
R: Dicen las malas lenguas que los hermanos Acevedo tenían  unas novias acá y venían a visitarlas frecuentemente. Es decir, Cali fue filmada con amor, o gracias al encanto de sus bellas damas. No olvidemos que el amor siempre ha sido importante en el cine.
P: ¿Quienes hacían el cine en esa época?
R: Es importante advertir que este cine, en gran parte, se realizó a partir de la mirada de los extranjeros sobre la ciudad y sobre el país. Pero para la época, el cine no es la respuesta de una mirada crítica en un contexto político y social.
P: ¿En qué momento el cine se transforma en un elemento crítico del contexto político y social de la época?
R: Los realizadores colombianos vienen a aparecer de manera tardía, porque en Colombia no hubo industria, ni sitios donde se enseñara a hacer cine. Los primeros directores empezaron a surgir ocasionalmente en el país en los años cincuenta y setenta. En los años setenta aparecen los cortometrajes apoyados por la “Ley del sobreprecio”. Esto aumentó la producción, pero también introdujo la llamada porno-miseria, que se aprovechaba de la pobreza en Colombia para vender los cortos en el exterior. Frente a estas producciones surge como respuesta crítica el cortometraje ¨Agarrando Pueblo¨ de Carlos Mayolo y Luis Ospina.  Posteriormente en los años ochenta aparece FOCINE  y el Grupo de Cali vuelve a participar activamente. Este grupo, surgió con Andrés Caicedo. Tenían el Cine-club de Cali, además de una revista muy importante, que hoy sigue siendo una referencia de cómo se hace una revista crítica en el tercer mundo. Se llamó “Ojo al cine”.
P: ¿Cuál fue la influencia de Andrés Caicedo en términos culturales para la ciudad?
R: Andrés Caicedo es una figura central a nivel cultural en Cali, en Colombia y si se quiere en Latinoamérica. Él representa la figura de los jóvenes caleños con una relación muy fuerte con el ámbito cultural, entendiendo por cultura la literatura, en el contexto del boom latinoamericano, entendiendo la cultura del rock, entendiendo también la cultura popular. Caicedo tiene que ver también con esa referencia cultural de la gran literatura universal. Es una apuesta por relacionar cómo los jóvenes de los años 70 enfrentaban ese mundo que entraba a transformar las ciudades. Es importante aclarar que en Andrés Caicedo se configura la mirada sobre el entorno urbano. Hay un valor muy importante en reconocer los espacios locales y el imaginario urbano como fuente de inspiración. En el contexto de una cultura universal, dirigida no solo a través de la literatura, de la música, sino especialmente del cine, que viene a ser un espacio de convergencia. Él va a trabajar de manera intuitiva esa relación, esto le permite elaborar una propuesta propia, una propuesta joven. La indagación de los modos de narrar que hace parte también de todo un conocimiento sobre diferentes tendencias y esa universalidad que consigue Andrés Caicedo a partir de una serie de valores locales o unas experiencia que a través de su mitomanía involucran la ciudad es lo que hace que su obra y sus imaginarios sigan activos, sigan jóvenes, aún con el paso del tiempo.
P: ¿Qué otros personajes influyentes para la época en Cali podrías citar?
R: Recordemos que en Cali hay un ambiente cultural único, en la medida en que en Cali se celebraron los primeros festivales de arte a nivel local, que fueron festivales muy importantes. Por un lado, porque aparece un dramaturgo con quien trabajó Andrés Caicedo: Enrique Buenaventura, también un pintor como Oscar Muñoz y Miguel Gonzáles, un curador de arte atento a estas tendencias culturales. Pero indudablemente, está también la influencia de Carlos Mayolo y de Luis Ospina, que son creadores audiovisuales importantísimos. Debemos mencionar también a Fernell Franco, el fotógrafo.
P: ¿Los realizadores o artistas de la época, como por ejemplo el mismo Andrés Caicedo o Carlos Mayolo plasmaron en sus obras el periodo de la violencia sufrido aquí en Colombia? ¿Cual era el panorama cultural de la época en la que vivieron estos artistas? ¿De qué manera reflejaron esas ideas?


R: Cabe resaltar que los años sesenta es el momento en que hay mayor cantidad de jóvenes en el siglo XX. Eran jóvenes nacidos en el periodo de la postguerra y muchos estaban dispuestos a transformar el mundo con sus expresiones artísticas. En este contexto surge la Nouvelle Vague francesa, por ejemplo, o el rock, pero también la relación entre la cultura, el arte y la política. Había una generación llena de sueños, utopías, inconformidades y miedos que, a través de las artes, comenzaron a expresarse.
            A nivel local, con el fantasma del periodo de la violencia y los ecos de toda esa revolución, algunos artistas como Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, o Luis Ospina plantearon las primeras propuestas narrativas relatando los horrores del periodo que habían vivido. Un caso explícito es “Carne de tu carne”, de Mayolo, que evoca una fecha terrible en Cali donde se desconfiguró la ciudad que existía antes del 7 de agosto, creando una de las mayores tragedias en la historia del país.
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Jóvenes cineastas en los 70’s.
Plaza de Caicedo, Cali
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http://www.senalradionica.gov.co/noticias/oiga-vea-la-otra-cali-para-que-vea










P: La época de los 60 y 70 tiene la fama de ser un periodo en el que se experimentó un movimiento intelectual muy activo en la ciudad. ¿Qué perspectiva tienes de todo este fenómeno? 
R: Esto hay que mirarlo en el contexto de los pensadores, cineastas, actores de teatro, escritores, estudiantes y obreros, que crean una  dinámica intelectual importante, con personajes tan dinámicos como Enrique Buenaventura o Estanislao Zuleta. Es la época de la fiesta de la lectura, de la cultura cinéfila, de los festivales de arte y de la confrontación política.
P: ¿A qué se le llamó el Caliwood?
R: Es un periodo en el que se hicieron varias películas, no solo en Cali sino en la región. Hubo una serie de ocho películas que se filmaron en un lapso de cinco años. El cine comenzó a tener esa función de hacer memoria sobre lo que hemos sido, sobre los conflictos, sobre nuestros problemas. Posteriormente aparece la Ley del cine y con ésta aparecen nuevos proyectos cinematográficos.
P: ¿Cómo afectó la desaparición de FOCINE en las opciones de realización de las producciones nacionales?
R: Al desaparecer la Compañía de Fomento Cinematográfico, se frena el cine, pero se fortalecen la televisión nacional y los canales locales, porque todas las personas que se habían cualificado, al no tener un espacio en el cine, son absorbidos por la pantalla doméstica. Luego aparecería la Ley del cine que le da un nuevo respiro a la industria fílmica.
P: En tu caso, has sentido los beneficios de la Ley del cine?
R: Mi primera película, El rey, no es producto de esta ley de cine, sino de una convocatoria que me gané en 1998. Posteriormente he tenido la suerte de ganarme algunas convocatorias que me han permitido hacer documentales y ficciones de largometraje.
P: Crees que el proceso de difusión masiva del cine en los últimos tiempos ha aportado un reconocimiento importante a los realizadores de este arte?
R:  En parte sí, porque a través de la evolución del cine se han cualificado diversos roles profesionales como los directores, actores, montajistas, fotógrafos, etc., pero falta trabajar la formación de públicos. El público es determinante. En ese sentido hay que mencionar también la desaparición de la tradición del acto colectivo de ir a cine en la ciudad.
P: ¿Eso significa que lo elemental de ir a cine se ha perdido?
R: Si hacemos un balance sobre lo que se ha perdido y lo que se ha ganado, sobre los cambios, y las transformaciones, hay varias aristas que considerar:
            En primer lugar, se perdió el concepto del cine como un acto lúdico y cultural amplio, con una participación de diferentes sectores sociales, claro está, a pesar de que desde nuestra época habían claras diferencias entre las salas de cine del norte y las adyacentes a la periferia.
            En segundo lugar, hoy en día las películas son presentadas dentro de múltiplex asentados, sin excepción alguna, en centros comerciales; las salas cuentan con tecnología de punta, aire acondicionado y un sonido casi inmaculado. A pesar de ser relativamente cómodas, hay un público más reducido y considerablemente menos entusiasta.
P: ¿Consideras que el cine sigue siendo el principal medio de entretenimiento para el caleño común?
R: El cine se ha vuelto una alternativa costosa, o sea una actividad no orientada al goce de los sectores populares, sino más bien al sector consumista de los centros comerciales, lo cual implica una relativa perversidad. Esa situación es lamentable; abiertamente los sectores populares no están discriminados, pero hay ciertas maneras de vestir y de actuar en los centros comerciales que no son necesariamente replicables por las personas de bajos recursos, es como entrar a una fiesta elegante con camiseta de pijama.
P: ¿Hay algo que te incomode particularmente sobre esta tendencia actual de ver cine en diferentes medios y poder también conseguir películas con tanta facilidad?
R: Lamentablemente el acto de ver películas y discutirlas de manera colectiva también ha ido desapareciendo. Precisamente, se ha creado más el hábito de un consumo individual, del video en casa, o del video en computador y se piensa que estas alternativas remplazan al cine, lo cual es completamente falso. No es lo mismo el acto solitario de estar frente a una pantalla doméstica que el goce colectivo de compartir una buena película en una sala grande y oscura.
P: ¿Cómo ha cambiado la relación entre el cine y los barrios de la ciudad?
R: A medida que los teatros desaparecen de los barrios,  éstos casi van desdibujándose de la ciudad y actualmente están siendo remplazados por unidades residenciales. Al mismo tiempo que los cines son trasladados a pequeñas salas en centros comerciales, evitando así el contacto con la vida de los diferentes barrios de la ciudad.
P: ¿Qué es lo que más extrañas de la antigua tradición del cine?
R: Había una relación de expectativa, de hacer la cola, de poder pasar al final por la oficina del proyeccionista,  de ver los fotogramas de las películas, la relación con los afiches, de conservar las fotografías, coleccionarlas, esos hábitos se fueron, ese cine que marcó a toda una generación, que propiciaba un sentido del goce cultural colectivo, se ha ido transformando. Actualmente todo eso se ha desplazado a la soledad de una silla de apartamento, hasta en las mismas salas de los múltiplex se puede decir que hay una relativa soledad, ya que la relación con las demás personas es casi nula. A esto se le suma la desaparición de los cineclubes, como un movimiento cultural importante en la sociedad, creando de esta manera  un cambio en la vida intelectual de la ciudad.
P: ¿Alternativas como la del cine en 3D no vuelven más interesante la experiencia en la sala?
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Afiche promocional del festival internacional de cine de Cali.

http://www.senalradionica.gov.co/noticias/Festival%20Internacional








R: El cine en 3D no es nada nuevo. Anteriormente existía el cinerama, que era en esencia el mismo efecto con diferente nombre. Ahora se le llama 3D a un formato antiguo para justificar el aumento de los costos de boletería.
P: ¿Las mejoras en el sonido y la imagen no son vitales también en el goce del espectáculo?
R: Pueden tener mejores condiciones técnicas, pero no es la misma proporción. Estos aparatos modernos cumplen la función de nitidez, pero se pierde el gozo del impacto real. La soledad en la sala no es compensada ni por la imagen ni por el sonido.
P: ¿Qué cine prefieres? ¿El cine de tu época o el actual?
R: En términos generales, se siguen contando las mismas historias, eso sí, hay novedades en los efectos, como también mejorías en diversos aspectos, por ejemplo, hoy en día las películas no se desgastan, ni se queman, pero las historias no son tan distintas. No creo que el cine de ahora sea mejor o peor que el de antes, pero estamos frente a posibilidades diferentes.
P: ¿No percibes entonces ningún aspecto positivo de la transformación  del cine?
R: A través del internet y la globalización de los medios, quizá nunca antes, tanto los caleños como los otros habitantes del mundo, han tenido mayores oportunidades de ver películas, hay que decir que paradójicamente la piratería ha favorecido también a unos amplios sectores el acceso a las películas.
P: ¿Y respecto al cine caleño producido en los últimos años?
R: Creo que hay algo positivo y es que, mientras en el siglo XX las películas colombianas no tenían  mayor opción de realización, hoy en día se pueden estar haciendo mayor cantidad de filmes. Puntualmente sobre el cine caleño, en medio de todas las dificultades hay algo muy interesante que se conserva y quizá se ha afianzado, y es que si históricamente  hablamos de que ha existido una tradición valiosa por las películas que se han hecho en la ciudad, esa trayectoria sigue muy activa en el presente. Cali sigue siendo un espacio de cine, por el clima, por la luz y por su historia. Se han transformado los contextos de la formación de los jóvenes, sus historias, sus ideas, pero es evidente que la ciudad sigue siendo un escenario activo en  producción y consumo cinéfilo en Colombia.
            Creo que es un legado importante para las nuevas generaciones que son quienes tienen la obligación de preservarlo.
P: ¿Te sientes afortunado de haber vivido esa época del relativo auge del cine en la ciudad?
R: Yo creo que cada generación vive un tiempo distinto y cada espacio o periodo de la vida termina siendo interesante, dependiendo del ángulo desde el cual lo miremos.
P: ¿Existe actualmente alguna condición que hubieras extrañado en tu época de juventud?
R: Hoy por hoy, las películas son estrenadas globalmente casi simultáneamente y conseguirlas se vuelve cada vez  más fácil, bien puede decirse que éste era el sueño de cualquier cinéfilo en tiempos pasados: ver las películas antes de ser exhibidas en cartelera.
P: ¿Qué piensas que le hace falta actualmente al cine en Cali?
R: Pienso que es necesario retomar ese espíritu de espacio de reencuentro entre clases, en función de una actividad artística: limar diferencias, unir sentimientos y emociones, para que los seres humanos tengamos una visión más clara de la época en la que nos ha tocado vivir.
P: ¿Como te imaginas el futuro del cine local?
R: Yo creo que en el futuro del cine colombiano, el cine vallecaucano particularmente, al tener presente tiene futuro. Creo en un futuro promisorio, relativamente próspero, pero eso no es un asunto solo de deseos, es algo más complejo, es un proceso que tiene que ver con la formación, un proceso vinculado a la creación artística. Creo que esas raíces, la tradición que hay en la ciudad y esa pasión por el cine hay que sembrarla en los jóvenes, en los adolescentes. Esto hace parte de un proyecto de relacionarnos con todo nuestro entorno cultural, el cine no es solo una relación con lo audiovisual en sí, el cine es la relación con nuestra vida y con la vida cultural y artística,  con la música, con el teatro, con la literatura, la fotografía, la poesía, lo cotidiano y las nuevas tendencias creativas; en esa medida ese Caliwood que yo desearía que tuviéramos es un cine en el que a través de la forma de relacionarnos podamos transmitir una condición humana que nos convierta en seres activos, inteligentes y pensantes, que podamos hacer algo por nuestra existencia, un cine tri-étnico, tolerante, donde se destaque ese interés y esa fuerza por hacer, ya no solo el mejor cine en la ciudad, en el departamento o en el país, sino por hacer el mejor cine del mundo. Es importante imaginar las cosas, porque la imaginación es el mejor punto de partida para lograrlas.
P: Con el fin de alcanzar una mejoría notable en la calidad del cine colombiano ¿Ves la inversión financiera como el principal factor para esta evolución a nivel de calidad, tanto  de narración como de realización?
R: El asunto del dinero es importante, pero no abarca todo; en lo que se refiere a la realización cinematográfica, existen casos donde grandes películas no han requerido grandes presupuestos y grandes presupuestos no han hecho grandes películas, efectivamente, las mejores películas que se han hecho en el país fueron realizadas a partir de fondos de un relativo bajo presupuesto. Lo que si es imperativo, a la hora de la creación, es un amplio y diverso arsenal intelectual e imaginativo. Sin embargo, es importante no mentirnos; un libro, una novela, un cuento, son obras de creación de muy bajo presupuesto, porque los puede hacer una sola persona. Cuando hablamos de películas estamos hablando de proyectos colectivos que demandan un presupuesto mucho mayor. Si nosotros hablamos de la creación de una industria local, es fundamental que estos proyectos industriales estén acompañados por proyectos culturales.
            Creo en esencia que este trabajo se tiene que hacer a nivel de los grupos universitarios, de barrios y de cinéfilos. El cine es un cruce de caminos, el cine es un lugar donde se puede crear, donde existe un núcleo de trabajo bastante amplio, donde coexisten personas especializadas en diferentes campos. El cine al igual que Cali es un cruce de caminos. En esa medida creo que el cine en esta ciudad tiene presente y tiene futuro.


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