En los años 70
Yo le pagué los
treinta (pero no era barato) y me senté en la
banca de siempre: ya habían tumbado del viejo Teatro
Bolívar y en
su lugar no había quedado más que
un lote lleno de maleza, y la calle entre el parque y el lote no estaba aún
pavimentada. Digo que siempre me sentaba en la banca frente al lote. Abrí la
revista, voltié rápido
la primera página y miré para
todos lados: en las otras bancas se hacían,
igual que hoy, viejitos conversadores de saco y corbata, bastón y
sombrero, y alrededor embaladores negros. Yo me cambié de banca.
Hoy en día
Je lui payai les trente
(mais ce n’était pas bon marché) et je m’assis sur le banc habituel: ils avaient déjà détruit le vieux Théâtre Bolivar et à sa place on ne trouvait
plus qu’un terrain plein de mauvaise herbe, et la rue entre le parc
et le terrain n’était pas encore goudronnée. Je veux dire que je m’assoyais toujours sur le
banc en face de ce terrain. J’ouvris la revue, tournai rapidement la première page et regardai de
tous les côtés: sur les autres bancs s’asseyaient, comme aujourd’hui, des petits vieux
bavards en costume et cravate, canne et chapeau, et autour d’eux, on voyait des cireurs
de chaussures noirs. Je changeai de banc.
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