19 de junio de 2015

Teatro Bolívar por David Torres, Nathalia Jaramillo y Gabriela Cobo

En los años 70

Yo le pagué los treinta (pero no era barato) y me senté en la banca de siempre: ya habían tumbado del viejo Teatro Bolívar y en su lugar no había quedado más que un lote lleno de maleza, y la calle entre el parque y el lote no estaba aún pavimentada. Digo que siempre me sentaba en la banca frente al lote. Abrí la revista, voltié rápido la primera página y miré para todos lados: en las otras bancas se hacían, igual que hoy, viejitos conversadores de saco y corbata, bastón y sombrero, y alrededor embaladores negros. Yo me cambié de banca.

Hoy en día


Je lui payai les trente (mais ce n’était pas bon marché) et je massis sur le banc habituel: ils avaient déjà détruit le vieux Théâtre Bolivar et à sa place on ne trouvait plus quun terrain plein de mauvaise herbe, et la rue entre le parc et le terrain n’était pas encore goudronnée. Je veux dire que je massoyais toujours sur le banc en face de ce terrain. Jouvris la revue, tournai rapidement la première page et regardai de tous les côtés: sur les autres bancs sasseyaient, comme aujourdhui, des petits vieux bavards en costume et cravate, canne et chapeau, et autour deux, on voyait des cireurs de chaussures noirs. Je changeai de banc.

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