En los años 70’s :
Tocaban la campana de
fin de recreo y yo sentí que se me desmoronaba el cuerpo; me tenían que empujar
para que subiera rápido las gradas, y cuando me sentaba en el pupitre y miraba
con cara de bobo al tablero verde, cualquiera que me viera pensaría:
<<Tiene la paz adentro>>. La
verdad era que yo me sentía con control sobre todo: un crujido de tiza, una
palabra silbada del profesor Quiroga (que era el belfo y las palabras le salían
como si tuviera una serpiente adentro), cuánto maíz al año producía IOWA, USA,
cuánto trigo. Yo sabía que mientras se fuera amontonando con un número de datos
era que me estaba acercando a mis mujeres en pelota. Y
sonando la campana yo agarraba mis libros al vuelo y bajaba la Sexta aspirando
árboles de tal manera que los que
paseaban por allí luego respiraban y no les olía a nada.
En la actualidad
La cloche de fin de
recréation sonnait et je sentis que mon corps fléchissait; il fallait me pousser pour que je monte plus
vite les escaliers, et quand je m’asseyais à mon pupitre et que je regardais
avec une tête d’idiot le tableau vert, si quelqu’un m’avait vu, il aurait
pensé: <<Il a la paix en lui>>. La vérité était que je sentais que
je contrôlais tout ; un grincement de craie, un mot sifflé de M. Quiroga
(Il avait un cheveu sur la langue et les mots sortaient de sa bouche comme s’il
avait un serpent en lui), combien de maïs produisait l’IOWA, USA, combien de
blé. Je savais que plus il y avait d’informations sur le tableau plus je
m’approchais de mes femmes dénudées. Et quand la cloche
sonnait, je prenais rapidement mes livres et je descendais la Sexta, en
inspirant l’odeur des arbres de telle façon que les gens qui passaient par là
après moi, ne pouvaient plus rien sentir de ce parfum.
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