Regreso
a pie
Inspirado
en CAICEDO
Este pequeño cuento narra uno de mis días
cuando regreso a mi casa a pie.
Cuenta
lo que veo y pienso en ese corto trayecto de 15 minutos.
Por
Nicolas
Eveno
Hoy,
martes 20 de abril, salgo temprano del
colegio donde estudio debido a un profesor ausente, en vez de salir a las 3:55
salgo a las 12:55. Como es martes mis padres no pueden venir a recogerme así
que salgo a pie hacia mi casa. Como siempre voy a “Vie Scolaire” para que me
dejen salir y tomo el atajo para llegar más rápido, voy caminando pensando en mi casa, las tareas
que tengo para mañana y que pienso jugar
después. Como hoy es martes tengo que ir a una clase de 4 a 6, eso me indigna
porque no me queda ya mucho tiempo para el resto. Mientras paso por la el
parque la Flora veo a un hombre, durmiendo al pie de la iglesia, la vista me
entristece, el hombre lleva ropa vieja,
sucia y desgarrada, duerme en el piso con un plástico de cobija. Me pregunto si
es justo que yo gaste dinero en juegos cuando esta persona no tiene ni para
comer decentemente. Atravieso el parque y sigo recto hasta el comedor “Baobab”,
ahí doblo a la izquierda y a la derecha por el puente, pasando por la calle que
me dirige a la gran calle con el árbol veo pasar un carro de policía con la
sirena encendida y a gran velocidad. En ese momento me pregunto cómo debe de
ser vivir huyendo de la sociedad, ser despreciado por la mayoría y cubrir
rastros, la vida de un fugitivo: cualquier error puede significar cadena
perpetua tras las rejas. Además, a estas personas se les cierran muchas puertas,
y no tienen muchas opciones para el porvenir.
Cuando pase el árbol y cruce la calle y pase justo
en frente de Carnes la Llanera como de costumbre, cuando paso me pregunto por
qué vuele diferente asada que en la cocina común, sigo recto y llego a la
casucha de guardia a 10 metros donde siempre hay una radio, esta vez está
encendida y están dando las noticias y los dos señores están sentados
discutiendo de “barbaridades” como dicen los adultos, me pregunto por qué la
usan tanto esa palabra, “barbaridades”.
Después, sigo derecho y paso por una clínica
veterinaria, oigo aullidos de perros y pienso que se escucha más como un
matadero que una clínica, veo un persona paseando a un Basset Hound, y como
siempre pienso: “Aww, que lindo se parece a Azul”.
Dos
cuadras más y llego a mi casa, me apresuro abro el portón y entro precipitado,
sé que tengo que hacer tareas rápido así juego cuando llego de la clase, abro
mi cuaderno y empiezo.
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