Por: Samuel Serra
Besacalles de
Andrés Caicedo es uno de esas narraciones controversiales. Un cuento incluido
en Calicalabozo que se destaca de tantos cuentos, ya que su última página
acostumbra a cuestionar a todo aquel que lo lee por primera vez.
Fuente: http://sinetiquetas.org/2015/02/04/colombia-la-nina-trans-que-sufre-la-intolerancia-de-sus-maestros/
En esta imagen podemos
ver un pizarrón en el cual está escrito ‘’#No a la Transfobia’’para tomar
consciencia y ser más tolerante con las demás personas.
¿Qué
intolerante pude llegar a ser un ser humano?
L
|
a
historia empieza así: ’’entonces corro hacia la esquina, y si hay verja por
alguna parte, apoyo un pie en ella y me pongo una mano en la cintura.
Acomodando bien la cartera con la otra mano, y así los espero’’. Notamos desde
aquí varios elementos que determinan el contexto de la historia: damos por
cierto, gracias a las acciones hechas, que se trata de una mujer que
posiblemente es una prostituta y que ella cuenta algunas cosas de su vida a
alguien.
Poco
a poco, vamos adentrándonos en la vida de aquella mujer (que no es precisamente
una prostituta, para nuestra decepción), quien nos cuenta cómo todos los días
busca muchachos para llevárselos a la orilla del río, y aprovechando que haya
oscurecido, mandarles la mano. La historia transcurre de manera muy lenta. Con
la velocidad que puede llegar alcanzar una conversación con el hablado
cotidiano caleño, la mujer nos conduce por múltiples episodios de su vida llena
de aventuras, de las cuales, sobresale una que al parecer conlleva graves
problemas: la extraña relación con el joven pecoso del conservatorio.
De
tal modo que, terminamos por enterarnos de cómo se conocieron el pecoso y ella,
pero también de su vida familiar y sus experiencias con la gallada de Frank,
hasta que finalmente llegamos sin darnos cuenta a la experiencia que explicaría
por qué aquel muchacho pecoso después de la vueltica por el río ya no la
dejaría tranquila.
‘‘…No
sé cómo hizo, pero allí mismo me metió una zancadilla del tamaño de Cali, y fui
a dar al suelo de lo más feo y ya lo tenía encima, y todo eso sin ver si venía
la gente. Pero yo no quise pensar en nada, pues todo iba muy bien y muy rico
hasta que él metió la mano debajo de mi falda sin que yo pudiera evitarlo.
Entonces quedó paralizado. …Cuando se fue no sé si estaba riéndose o llorando a
carcajadas. Como ya dije, mi vida está ya lo suficientemente organizada para
que venga él a estropearlo todo, sobre
todo que me lo encuentro a cada rato por las calles de Cali, pero bueno es que
siempre anda solo, por eso el asunto puede remediarse relativamente fácil. Y si
no puedo, pues tocará ir pensando en pegar pa Medellín o para Bogotá o a
Pereira, inclusive, pues en esta ciudad las cosas se están poniendo cada día
más difícil. ’’
El
muchacho pecoso se enteró que el narrador era en realidad un travesti por lo que quedó impactado por aquella
situación en el río.
Concluyendo
gracias a esta última cita, la gran intolerancia que tuvo el muchacho pecoso es
evidente, ya que no aceptó cómo era y lo molesta cada vez que la ve pasar por
las calles de Cali. Claro que desde mi punto de vista no estuvo bien la táctica
de llevar muchachos al río en donde la iluminación no estaba presente para así tener relaciones ya sean sexuales o
amorosas, ya que los muchachos al no saber que era en realidad un travesti, caían
en el encanto fácilmente.
2. C.
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