ENTREVISTA: EL CINE EN CALI
MEMORIAS DE PELÍCULA
LA EVOLUCIÓN DEL
CINE EN CALI
A través del tiempo, el cine ha
experimentado cambios, tanto en la producción como en la distribución,
realización y hasta en la manera en que la gente percibe el arte cinematográfico.
El objetivo de esta entrevista es entender y dar a entender el punto de vista
de un cineasta sobre la historia del cine en Cali, los cambios que lo han
caracterizado y su futuro .
Por:
Juan
Manuel Dorado
2ndB
Teatro
Colón, 1943 Cinépolis
VIP, 2013
En
la fotografía situada en la parte izquierda de la hoja, podemos distinguir al
inmenso Teatro Colón en su apogeo.
En
la fotografía situada en la parte derecha de la hoja, podemos distinguir el
Cinépolis del Limonar, un multiplex compuesto por salas de cine sofisticadas y
exclusivas.
Junto
con los cambios de la sociedad, también han venido tiempos de cambio para el cine en Colombia, y Cali no ha sido la
excepción. Hoy en día, hay una manera de ver y apreciar el cine, diferente en
diversos aspectos, a esa cultura del cine que caracterizó a nuestra ciudad en
el siglo pasado.
Para investigar este tema apropiadamente he
interrogado al comunicador social Antonio Dorado, quien ha estudiado y vivido
este fenómeno.
P: ¿De dónde surge tu pasión por el cine?
R: Mi pasión por el
cine siempre ha estado vigente desde la infancia, pero mi cercanía más latente
a pensar tal arte como un oficio es cuando entro al cineclub ¨CineOjo¨
de Cali. Entro en la militancia, en la promoción de las películas, en la pasión
de ver todo el cine disponible a mis ojos.
Pienso
que la nuestra fue una generación privilegiada; en Univalle tuvimos clases con
destacados e ilustres pensadores como Jesús Martín, Estanislao Zuleta, Enrique
Buenaventura y otros profesores importantes en ese periodo. El momento o la época que presenciamos
también fue ampliamente influyente. Se hablaba en la universidad, con ese
sentido de la utopía, de pensar en crear un ¨nuevo¨ país. En nuestra comunidad
de realizadores o aprendices estaba ese apetito vigente por esa especie de
utopía lejana de realizar una película, de hacer algo importante.
P: ¿Cual el fue el primer largometraje en el
que trabajaste?
R: La primera vez que
yo me aproximé a la realización de una película grande fue cuando estaba terminando mis estudios. Quise
vincularme al largometraje de Carlos Mayolo ¨Carne de tu carne¨, cuando traté de conseguir algún trabajo allí,
por supuesto que me lo negaron, medio Cali quería participar en esta película y
no había espacio para tanta gente. Sin embargo una de mis cualidades ha sido la
perseverancia y en este caso insistí. Volvieron a decirme que no. Yo, en ese
momento estaba dispuesto a pagar para que me dejaran entrar. Al no tener esa
posibilidad, vi que había una persona afuera organizando las luces, era el
señor Ceballos, el gaffer, el jefe
del equipo de fotografía y comencé a ayudarlo. Este hecho forjó una empatía
mutua. Gracias a su percepción sobre mi interés terminé finalmente trabajando
en la película.
P: Al ser éste el primer largometraje
importante en el que participaste ¿También
podemos decir que esta fue la experiencia que más te marcó como realizador
cinematográfico?
R: Esa experiencia me
marcó; trabajando en ese largometraje pensaba que en algún momento yo también
tenía que hacer mi película. Estar en un rodaje me permitió, no solo pensar en
grande, sino tener la posibilidad de aprender de Mayolo, como también de
despertar mi pasión por la fotografía.
P: ¿Después de participar en este
largometraje, cómo fue tu recorrido en el ámbito cinematográfico local?
R: Posteriormente tuve
la ilusión de presentar un proyecto, de hecho escribí un largometraje para
FOCINE, pero esta entidad quebró. Por fortuna surgieron, paralelamente, los
canales regionales; en ese momento yo ya había trabajado en publicidad, esto me
permitió obtener una serie de experiencias, donde asumí diferentes roles:
director de fotografía, camarógrafo, guionista, montajista y director. Cuando aparece Telepacífico yo era, por fortuna, una de las personas que estaba
mejor calificada para aprovechar el canal al máximo. Posteriormente empiezo a
trabajar con Rostros y rastros, allí
fui el montajista, después de esa experiencia comencé a hacer mis primeros
trabajos de documental, muchos de ellos comienzan a tener distinciones a nivel
nacional e internacional, esto hizo que yo me fuera forjando un nombre. En los
años 90 me vinculo a la Universidad del
Valle como profesor y participo en la convocatoria de Colcultura; en ese
momento, aplico con el proyecto de largometraje El rey.
P: ¿Tales proyectos han sido rentables? O
¿Cual es el verdadero gusto de realizarlos?
R: Realmente yo no
vivo de hacer cine, yo vivo de mi oficio como docente en la Universidad del Valle y de manera
ocasional emprendo proyectos audiovisuales. Siempre lo hago para activar el pulso.
Cuando a uno lo posee el fervor por la creación en algún campo, inevitablemente
ésta lo exprime a uno, el arte lo toca a uno, el arte te invade tu tiempo, tus
días, tus noches, eso es lo bonito, esa pasión, esa relación que uno establece
con las ilusiones o los imaginarios de los proyectos que se tienen en mente,
eso es algo interesante, también de alguna manera estresante, ya que cada vez
nos movemos en un ámbito más competitivo, más exigente.
P:
Brevemente ¿Qué piensas de la relación que ha sostenido Cali con el cine?
R: De Cali siempre se
ha dicho que es una ciudad hecha para el cine; hay varios trabajos al respecto
de Carlos Mayolo, Ramiro Arbeláez, Oscar Campo y Luis Ospina. Mayolo, en
“Caleidoscopio”, comentaba en una entrevista que “esta es una tierra para
observar, una tierra para el ocio, para divertirse, para hacer poesía, para
escribir, para hacer arte”.
Cali ha sido una ciudad privilegiada en la
historia del cine colombiano. Por ejemplo, en esta región se filmó la primera
película de ficción en Colombia, en 1922; ésta se llamó “La María” y en su
momento tuvo un gran impacto, no solo en Colombia sino en América Latina.
P: ¿Fue la única película importante que se
filmó en esa época? O ¿Se puede decir que al lado de ésta hubo otra serie de
películas notables realizadas en Cali a principios del siglo XX?
R: Creo que ésta fue
de las más importantes, mas no la única. A finales de los años 20 se filmó
“Garras de Oro”, cuyos fragmentos se encontraron hace relativamente poco. Esta
fue la primera película colombiana que difundió críticamente cómo Estados
Unidos nos robó el canal panameño, aprovechando que nuestro país estaba
sumergido en una terrible guerra civil. La película fue censurada por los
Estados Unidos, así que no fue sino hasta 2004 que nos vinimos a enterar de
ella.
Posteriormente,
a principios de los años 40,
Máximo Calvo y Alfredo del Diestro realizaron la primera película sonora
que se filmó en Colombia, se llamó “Las Flores del Valle”, que obviamente fue
muy difundida en ese tiempo.
P: ¿Se puede decir que el papel de Cali en este
ámbito fue más importante que el de otras ciudades?
R: En los años 30, los
hermanos Acevedo, que eran propietarios de unas cámaras importadas de Alemania,
se encargaron de hacer noticiarios y registros en diferentes partes del país, y
coincide que una de las ciudades que más filman es Cali.
P:
¿Hay una razón en especial para que sea Cali una de las ciudades más filmadas
en ese momento?
R: Dicen las malas
lenguas que los hermanos Acevedo tenían
unas novias acá y venían a visitarlas frecuentemente. Es decir, Cali fue
filmada con amor, o gracias al encanto de sus bellas damas. No olvidemos que el
amor siempre ha sido importante en el cine.
P:
¿Quienes hacían el cine en esa época?
R: Es importante
advertir que este cine, en gran parte, se realizó a partir de la mirada de los
extranjeros sobre la ciudad y sobre el país. Pero para la época, el cine no es
la respuesta de una mirada crítica en un contexto político y social.
P:
¿En qué momento el cine se transforma en un elemento crítico del contexto
político y social de la época?
R: Los realizadores
colombianos vienen a aparecer de manera tardía, porque en Colombia no hubo
industria, ni sitios donde se enseñara a hacer cine. Los primeros directores empezaron
a surgir ocasionalmente en el país en los años cincuenta y setenta. En los años
setenta aparecen los cortometrajes apoyados por la “Ley del sobreprecio”. Esto
aumentó la producción, pero también introdujo la llamada porno-miseria, que se
aprovechaba de la pobreza en Colombia para vender los cortos en el exterior.
Frente a estas producciones surge como respuesta crítica el cortometraje
¨Agarrando Pueblo¨ de Carlos Mayolo y Luis Ospina. Posteriormente en los años ochenta aparece
FOCINE y el Grupo de Cali vuelve a
participar activamente. Este grupo, surgió con Andrés Caicedo. Tenían el Cine-club
de Cali, además de una revista muy importante, que hoy sigue siendo una
referencia de cómo se hace una revista crítica en el tercer mundo. Se llamó “Ojo
al cine”.
P:
¿Cuál fue la influencia de Andrés Caicedo en términos culturales para la ciudad?
R: Andrés Caicedo es
una figura central a nivel cultural en Cali, en Colombia y si se quiere en
Latinoamérica. Él representa la figura de los jóvenes caleños con una relación
muy fuerte con el ámbito cultural, entendiendo por cultura la literatura, en el
contexto del boom latinoamericano, entendiendo la cultura del rock, entendiendo
también la cultura popular. Caicedo tiene que ver también con esa referencia
cultural de la gran literatura universal. Es una apuesta por relacionar cómo
los jóvenes de los años 70 enfrentaban ese mundo que entraba a transformar las
ciudades. Es importante aclarar que en Andrés Caicedo se configura la mirada
sobre el entorno urbano. Hay un valor muy importante en reconocer los espacios
locales y el imaginario urbano como fuente de inspiración. En el contexto de
una cultura universal, dirigida no solo a través de la literatura, de la
música, sino especialmente del cine, que viene a ser un espacio de
convergencia. Él va a trabajar de manera intuitiva esa relación, esto le
permite elaborar una propuesta propia, una propuesta joven. La indagación de
los modos de narrar que hace parte también de todo un conocimiento sobre
diferentes tendencias y esa universalidad que consigue Andrés Caicedo a partir
de una serie de valores locales o unas experiencia que a través de su mitomanía
involucran la ciudad es lo que hace que su obra y sus imaginarios sigan
activos, sigan jóvenes, aún con el paso del tiempo.
P:
¿Qué otros personajes influyentes para la época en Cali podrías citar?
R: Recordemos que en Cali
hay un ambiente cultural único, en la medida en que en Cali se celebraron los
primeros festivales de arte a nivel local, que fueron festivales muy importantes.
Por un lado, porque aparece un dramaturgo con quien trabajó Andrés Caicedo:
Enrique Buenaventura, también un pintor como Oscar Muñoz y Miguel Gonzáles, un
curador de arte atento a estas tendencias culturales. Pero indudablemente, está
también la influencia de Carlos Mayolo y de Luis Ospina, que son creadores
audiovisuales importantísimos. Debemos mencionar también a Fernell Franco, el
fotógrafo.
P:
¿Los realizadores o artistas de la época, como por ejemplo el mismo Andrés
Caicedo o Carlos Mayolo plasmaron en sus obras el periodo de la violencia
sufrido aquí en Colombia? ¿Cual era el panorama cultural de la época en la que
vivieron estos artistas? ¿De qué manera reflejaron esas ideas?
R: Cabe resaltar que
los años sesenta es el momento en que hay mayor cantidad de jóvenes en el siglo
XX. Eran jóvenes nacidos en el periodo de la postguerra y muchos estaban
dispuestos a transformar el mundo con sus expresiones artísticas. En este
contexto surge la Nouvelle Vague
francesa, por ejemplo, o el rock,
pero también la relación entre la cultura, el arte y la política. Había una
generación llena de sueños, utopías, inconformidades y miedos que, a través de
las artes, comenzaron a expresarse.
A
nivel local, con el fantasma del periodo de la violencia y los ecos de toda esa
revolución, algunos artistas como Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, o Luis Ospina
plantearon las primeras propuestas narrativas relatando los horrores del
periodo que habían vivido. Un caso explícito es “Carne de tu carne”, de Mayolo,
que evoca una fecha terrible en Cali donde se desconfiguró la ciudad que
existía antes del 7 de agosto, creando una de las mayores tragedias en la
historia del país.
P:
La época de los 60 y 70 tiene la fama de ser un periodo en el que se
experimentó un movimiento intelectual muy activo en la ciudad. ¿Qué perspectiva
tienes de todo este fenómeno?
R: Esto hay que
mirarlo en el contexto de los pensadores, cineastas, actores de teatro,
escritores, estudiantes y obreros, que crean una dinámica intelectual importante, con
personajes tan dinámicos como Enrique Buenaventura o Estanislao Zuleta. Es la
época de la fiesta de la lectura, de la cultura cinéfila, de los festivales de
arte y de la confrontación política.
P:
¿A qué se le llamó el Caliwood?
R: Es un periodo en el
que se hicieron varias películas, no solo en Cali sino en la región. Hubo una
serie de ocho películas que se filmaron en un lapso de
cinco años. El cine comenzó a tener esa función de hacer memoria sobre
lo que hemos sido, sobre los conflictos, sobre nuestros problemas.
Posteriormente aparece la Ley del cine y con ésta aparecen nuevos proyectos
cinematográficos.
P:
¿Cómo afectó la desaparición de FOCINE en las opciones de realización de las
producciones nacionales?
R: Al desaparecer la
Compañía de Fomento Cinematográfico, se frena el cine, pero se fortalecen la
televisión nacional y los canales locales, porque todas las personas que se
habían cualificado, al no tener un espacio en el cine, son absorbidos por la
pantalla doméstica. Luego aparecería la Ley del cine que le da un nuevo respiro
a la industria fílmica.
P:
En tu caso, has sentido los beneficios de la Ley del cine?
R: Mi primera
película, El rey, no es producto de
esta ley de cine, sino de una convocatoria que me gané en 1998. Posteriormente
he tenido la suerte de ganarme algunas convocatorias que me han permitido hacer
documentales y ficciones de largometraje.
P: Crees que el proceso de difusión masiva del
cine en los últimos tiempos ha aportado un reconocimiento importante a los
realizadores de este arte?
R: En parte sí, porque a través de
la evolución del cine se han cualificado diversos roles profesionales como los
directores, actores, montajistas, fotógrafos, etc., pero falta trabajar la
formación de públicos. El público es determinante. En ese sentido hay que
mencionar también la desaparición de la tradición del acto colectivo de ir a
cine en la ciudad.
P:
¿Eso significa que lo elemental de ir a cine se ha perdido?
R:
Si
hacemos un balance sobre lo que se ha perdido y lo que se ha ganado, sobre los
cambios, y las transformaciones, hay varias aristas que considerar:
En
primer lugar, se perdió el concepto del cine como un acto lúdico y cultural
amplio, con una participación de diferentes sectores sociales, claro está, a
pesar de que desde nuestra época habían claras diferencias entre las salas de
cine del norte y las adyacentes a la periferia.
En
segundo lugar, hoy en día las películas son presentadas dentro de múltiplex
asentados, sin excepción alguna, en centros comerciales; las salas cuentan con
tecnología de punta, aire acondicionado y un sonido casi inmaculado. A pesar de
ser relativamente cómodas, hay un público más reducido y considerablemente
menos entusiasta.
P:
¿Consideras que el cine sigue siendo el principal medio de entretenimiento para
el caleño común?
R: El cine se ha
vuelto una alternativa costosa, o sea una actividad no orientada al goce de los
sectores populares, sino más bien al sector consumista de los centros
comerciales, lo cual implica una relativa perversidad. Esa situación es
lamentable; abiertamente los sectores populares no están discriminados, pero
hay ciertas maneras de vestir y de actuar en los centros comerciales que no son
necesariamente replicables por las personas de bajos recursos, es como entrar a
una fiesta elegante con camiseta de pijama.
P:
¿Hay algo que te incomode particularmente sobre esta tendencia actual de ver
cine en diferentes medios y poder también conseguir películas con tanta
facilidad?
R:
Lamentablemente el acto de ver películas y discutirlas de manera colectiva
también ha ido desapareciendo. Precisamente, se ha creado más el hábito de un
consumo individual, del video en casa, o del video en computador y se piensa
que estas alternativas remplazan al cine, lo cual es completamente falso. No es
lo mismo el acto solitario de estar frente a una pantalla doméstica que el goce
colectivo de compartir una buena película en una sala grande y oscura.
P:
¿Cómo ha cambiado la relación entre el cine y los barrios de la ciudad?
R: A medida que los teatros
desaparecen de los barrios, éstos casi
van desdibujándose de la ciudad y actualmente están siendo remplazados por
unidades residenciales. Al mismo tiempo que los cines son trasladados a
pequeñas salas en centros comerciales, evitando así el contacto con la vida de
los diferentes barrios de la ciudad.
P:
¿Qué es lo que más extrañas de la antigua tradición del cine?
R: Había una relación
de expectativa, de hacer la cola, de poder pasar al final por la oficina del
proyeccionista, de ver los fotogramas de
las películas, la relación con los afiches, de conservar las fotografías,
coleccionarlas, esos hábitos se fueron, ese cine que marcó a toda una
generación, que propiciaba un sentido del goce cultural colectivo, se ha ido
transformando. Actualmente todo eso se ha desplazado a la soledad de una silla
de apartamento, hasta en las mismas salas de los múltiplex se puede decir que
hay una relativa soledad, ya que la relación con las demás personas es casi
nula. A esto se le suma la desaparición de los
cineclubes, como un movimiento cultural importante en la sociedad, creando de
esta manera un cambio en la vida
intelectual de la ciudad.
P:
¿Alternativas como la del cine en 3D no vuelven más interesante la experiencia
en la sala?
R: El cine en 3D no es
nada nuevo. Anteriormente existía el cinerama, que era en esencia el mismo
efecto con diferente nombre. Ahora se le llama 3D a un formato antiguo para
justificar el aumento de los costos de boletería.
P:
¿Las mejoras en el sonido y la imagen no son vitales también en el goce del
espectáculo?
R: Pueden tener
mejores condiciones técnicas, pero no es la misma proporción. Estos aparatos
modernos cumplen la función de nitidez, pero se pierde el gozo del impacto
real. La soledad en la sala no es compensada ni por la imagen ni por el sonido.
P:
¿Qué cine prefieres? ¿El cine de tu época o el actual?
R: En términos
generales, se siguen contando las mismas historias, eso sí, hay novedades en
los efectos, como también mejorías en diversos aspectos, por ejemplo, hoy en
día las películas no se desgastan, ni se queman, pero las historias no son tan
distintas. No creo que el cine de ahora sea mejor o peor que el de antes, pero
estamos frente a posibilidades diferentes.
P:
¿No percibes entonces ningún aspecto positivo de la transformación del cine?
R: A través del
internet y la globalización de los medios, quizá nunca antes, tanto los caleños
como los otros habitantes del mundo, han tenido mayores oportunidades de ver
películas, hay que decir que paradójicamente la piratería ha favorecido también
a unos amplios sectores el acceso a las películas.
P:
¿Y respecto al cine caleño producido en los últimos años?
R: Creo que hay algo
positivo y es que, mientras en el siglo XX las películas colombianas no
tenían mayor opción de realización, hoy
en día se pueden estar haciendo mayor cantidad de filmes. Puntualmente sobre el
cine caleño, en medio de todas las dificultades hay algo muy interesante que se
conserva y quizá se ha afianzado, y es que si históricamente hablamos de que ha existido una tradición valiosa
por las películas que se han hecho en la ciudad, esa trayectoria sigue muy
activa en el presente. Cali sigue siendo un espacio de cine, por el clima, por
la luz y por su historia. Se han transformado los contextos de la formación de
los jóvenes, sus historias, sus ideas, pero es evidente que la ciudad sigue
siendo un escenario activo en producción
y consumo cinéfilo en Colombia.
Creo
que es un legado importante para las nuevas generaciones que son quienes tienen
la obligación de preservarlo.
P:
¿Te sientes afortunado de haber vivido esa época del relativo auge del cine en
la ciudad?
R: Yo creo que cada
generación vive un tiempo distinto y cada espacio o periodo de la vida termina
siendo interesante, dependiendo del ángulo desde el cual lo miremos.
P: ¿Existe actualmente alguna condición que
hubieras extrañado en tu época de juventud?
R: Hoy por hoy, las
películas son estrenadas globalmente casi simultáneamente y conseguirlas se
vuelve cada vez más fácil, bien puede
decirse que éste era el sueño de cualquier cinéfilo en tiempos pasados: ver las
películas antes de ser exhibidas en cartelera.
P:
¿Qué piensas que le hace falta actualmente al cine en Cali?
R: Pienso que es
necesario retomar ese espíritu de espacio de reencuentro entre clases, en
función de una actividad artística: limar diferencias, unir sentimientos y
emociones, para que los seres humanos tengamos una visión más clara de la época
en la que nos ha tocado vivir.
P:
¿Como te imaginas el futuro del cine local?
R: Yo creo que en el
futuro del cine colombiano, el cine vallecaucano particularmente, al tener
presente tiene futuro. Creo en un futuro promisorio, relativamente próspero,
pero eso no es un asunto solo de deseos, es algo más complejo, es un proceso
que tiene que ver con la formación, un proceso vinculado a la creación
artística. Creo que esas raíces, la tradición que hay en la ciudad y esa pasión
por el cine hay que sembrarla en los jóvenes, en los adolescentes. Esto hace
parte de un proyecto de relacionarnos con todo nuestro entorno cultural, el
cine no es solo una relación con lo audiovisual en sí, el cine es la relación
con nuestra vida y con la vida cultural y artística, con la música, con el teatro, con la
literatura, la fotografía, la poesía, lo cotidiano y las nuevas tendencias
creativas; en esa medida ese Caliwood
que yo desearía que tuviéramos es un cine en el que a través de la forma de
relacionarnos podamos transmitir una condición humana que nos convierta en
seres activos, inteligentes y pensantes, que podamos hacer algo por nuestra
existencia, un cine tri-étnico, tolerante, donde se destaque ese interés y esa
fuerza por hacer, ya no solo el mejor cine en la ciudad, en el departamento o
en el país, sino por hacer el mejor cine del mundo. Es importante imaginar las
cosas, porque la imaginación es el mejor punto de partida para lograrlas.
P: Con el fin de alcanzar una mejoría notable
en la calidad del cine colombiano ¿Ves la inversión financiera como el
principal factor para esta evolución a nivel de calidad, tanto de narración como de realización?
R: El asunto del
dinero es importante, pero no abarca todo; en lo que se refiere a la
realización cinematográfica, existen casos donde grandes películas no han requerido
grandes presupuestos y grandes presupuestos no han hecho grandes películas, efectivamente,
las mejores películas que se han hecho en el país fueron realizadas a partir de
fondos de un relativo bajo presupuesto. Lo que si es imperativo, a la hora de
la creación, es un amplio y diverso arsenal intelectual e imaginativo. Sin embargo,
es importante no mentirnos; un libro, una novela, un cuento, son obras de
creación de muy bajo presupuesto, porque los puede hacer una sola persona. Cuando
hablamos de películas estamos hablando de proyectos colectivos que demandan un
presupuesto mucho mayor. Si nosotros hablamos de la creación de una industria
local, es fundamental que estos proyectos industriales estén acompañados por
proyectos culturales.
Creo
en esencia que este trabajo se tiene que hacer a nivel de los grupos
universitarios, de barrios y de cinéfilos. El cine es un cruce de caminos, el
cine es un lugar donde se puede crear, donde existe un núcleo de trabajo
bastante amplio, donde coexisten personas especializadas en diferentes campos.
El cine al igual que Cali es un cruce de caminos. En esa medida creo que el
cine en esta ciudad tiene presente y tiene futuro.
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