La maravilla de los autocines.
Todo comenzó cuando llegó el autocine
a Cali… para una ciudad tan pequeña en ese entonces debió ser una noticia
maravillosa! Todas las personas en la época tenían curiosidad de saber qué
era un autocine. Para describir este gran suceso local, relataré las anécdotas
de mi abuela paterna, además de brindar algunos datos históricos sobre los dos
autocines que existieron en la ciudad.
Autocine Limonar: Podemos observar el autocine con su enorme pantalla. http://www.caliwood.com.co/teatros--estudios.html
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omo invento, el cine surgió en 1895 en París, después de
que los fantásticos hermanos Lumière apagaron las luces del café
en el que 78 espectadores empezaron a soñar con los primeros 16 minutos de
película hasta nuestros días. En los años setenta, los caleños se obsesionaron
por el cine. Y es en ese momento cuando crean los autocines. El público se
enamoraba cada vez con este nuevo tipo de divertimiento, al estilo
norteamericano, donde los espectadores podían disfrutar de su película favorita
desde la comodidad de sus autos, ya sea con su pareja o en compañía de la
familia y amigos. En Cali, a partir de las décadas de los setenta al noventa en
Cali se construyeron dos autocines: Limonar y Piedragrande.
Acerca del relato de mi
abuela, cabe resaltar la alegría que le provocan estos recuerdos al imaginarse
nuevamente en 1978. Por esos años, mis abuelos empezaron su largo historial de
visitas al autocine Limonar, conocido como el primer autocine de Colombia. Al
autocine le cabían aproximadamente 380 carros, “era un parqueadero enorme con
una gran pantalla al frente y en la parte de atrás quedaban las cafeterías al
estilo gringo”, cuenta mi abuela. Mis abuelos iban a cine todos los fines de
semana. Obviamente se cobraba la entrada por el número de personas que
ingresaban en en el carro. Y resultaba costoso cuando la familia tenía 6
integrantes, entre ellos se encontraba mi papá. Se inició entonces una manera
de “salirse con la suya” y la “clásica” era esconder a los niños más pequeños
en la bodega de los carros o acurrucados en la parte de atrás de los asientos
delanteros. De esa manera, cuenta mi abuela “entramos muchas veces los 6
pagando solo 4, porque escondíamos a los más chiquitos”. Muchas familias
optaron por esa “salida”, hasta que en la administración del lugar se dio
cuenta y empezaron a abrir las bodegas de los carros al ingresar.
Cuenta mi abuela que al
iniciar la película, “la gente tenía que poner en las puertas de los carros,
unos parlantes enormes de metal para poder escuchar y luego, ya en el autocine Piedragrande, sintonizar una
emisora”. Las personas iban en camionetas y camperos, carros de todo tipo.
Varios miembros de mi familia me contaban que allí se comían los mejores perros
calientes de la ciudad. Cuenta mi abuela que “el autocine también fue un aliado
de las parejas enamoradas, que se parqueaban bien lejos de la pantalla para que
no los molestaran, se daban sus besos tranquilos, y cuando llegó el boom de los
vidrios polarizados, imagínese que tanto harían allí adentro”.
El autocine de Piedragrande
cierra el 12 de Febrero de 1992, debido a la inseguridad del sector, ya que al
quedar a las afueras de la ciudad, se facilitaban los robos y secuestros en la
época. “Lastimosamente, le cogimos miedo ir al cine” cuenta mi abuela. Muchas
de las salas de cine que habían en la ciudad han ido desapareciendo con el
tiempo, o se encuentran remodeladas, o abandonadas o ya destruidas, como el
antiguo autocine del Limonar, que actualmente es el Centro Comercial Premier
Limonar, que cuenta con 11 salas de cine; o el caso del autocine Piedragrande,
el cual está abandonado al margen de la carretera vía Jamundí. Hoy en día, el
lugar está a la venta para ser demolido. Y es una verdadera lástima, ya que las
generaciones de los últimos 20 años nunca entraron a un autocine y sería una
experiencia maravillosa poderlo vivir.
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